En plena cordillera de los Andes a casi 4.300 metros sobre el nivel del mar (msnm), donde el oxígeno es escaso, los vientos fuertes, el sol abrasador y la vegetación casi inexistente, hay una laguna de aguas verdosas con vetas blancas de salitre y nieve, reflejos del azul intenso del cielo y matizadas de rosa por centenares de flamencos. Laguna Brava está en la rojiza puna de La Rioja, entre altas montañas azuladas de picos nevados, con vicuñas y zorros que corretean por sus costas, pequeños géisers, un esqueleto humano siempre a la intemperie y restos de un avión siniestrado hace décadas.
Este pintoresco espejo de agua es el centro de la reserva natural provincial para la protección de vicuñas que lleva su nombre y se extiende por más de 70 kilómetros al oriente junto a la Ruta Nacional 76 en gran parte asfaltada pero también de ripio- que serpentea entre coloridas montañas y cuestas, para descender al oeste hasta cruzar a Chile por el paso Pircas Negras.
La laguna está en un inhóspito valle a 4.270 msnm, sin árboles ni arbustos que den sombra o protejan de los vientos. Todo el horizonte es de montañas, con picos sobresalientes como el Bonete Chico, de 6.759 msnm; el Bonete Grande, de 5.945; el Pissis (en Catamarca), que con 6.882 es el segundo de la Cordillera de los Andes -después del Aconcagua-, y el Veladero, que custodia la Laguna Brava por el oeste con sus 6.436 msnm.
RECORRIDO
Tras dejar la ciudad más cercana, San Jose de Vinchina (140 kilómetros al sudeste), el camino es un virtual mirador del paisaje y de los cambios que la altura va generando en la fauna y la flora, ya que en ese tramo asciende unos 3.000 metros, y una de las primeras cosas que nota el visitante es la falta de oxígeno en el aire.
Desde el principio, al salir de Vinchina surgen paisajes o lugares que por su atractivo o singularidad darían lugar a un artículo independiente (y posiblemente así será) como la Quebrada del Troya, con su río meandroso entre altos paredones de estratos inclinados, a los que por su forma y marrón intenso los llaman “chocolate en ramas”, con la curva de La Herradura y la geoforma La Pirámide.
Más adelante (y más arriba) se pasa por el paraje Jagüé, que con sus dos centenares de habitantes es uno de los más aislados de la provincia, donde está el puesto de guardafaunas que controla el acceso de visitantes a la reserva. A partir de allí, las únicas construcciones humanas hasta la Laguna, además de la ruta, serán “los refugios de Sarmiento”, erigidos en piedra en el siglo XIX, con la misma arquitectura que el nido del hornero -entra el aire pero no el viento, la lluvia o la nieve- para albergue de los arrieros que cruzaban la cordillera.
Los guanacos que observan desde las laderas en los primeros tramos desaparecen con la altura y el único camélido que se ve a más de 3.000 metros de altura es la vicuña. La Cuesta de la Quebrada del Peñón es un tramo de ripio en cornisa, en el que algunos vehículos también se apunan, entre cerros de diversos tonos de rojo intenso y suaves cimas sube hasta el punto más alto del recorrido, en el portezuelo del mismo nombre, a 4.350 msnm. Desde allí, la ruta baja por un terreno más llano hacia la Laguna.
CLIMA CAMBIANTE
Al iniciar el descenso de la cuesta, se puede ver en toda su magnificencia ese oasis de altura, a veces borroso por el viento que levanta nubes de salitre y polvo, con algunos remolinos de corrientes térmicas que se elevan blancuzcos, y el imponente volcán Veladero con su cima siempre nevada destacándose entre los otros picos que bordean la laguna aún más lejos.
En ese valle de altura no hay protección alguna ante los vientos ni el sol. “La única flora acá y en casi todo el camino es el coirón y el cuerno cordillerano, que sirve para hacer fuego a la noche o en caso de emergencias, pero ninguno pasa el medio metro de alto”, comentó a CsM Emanuel Luna, un guía residente en Vinchina.
El aire es siempre frío aunque haya sol y siempre seco aunque llueva o nieve. El clima cordillerano es cambiante y pasa, de ser veraniego cuando el cielo está despejado, a temperaturas bajo cero si se nubla; y ambas situaciones se suceden con inusitada rapidez debido a los fuertes vientos, que a veces llegan con repentinas nevadas.
En un viaje, el sol brillaba radiante en la Quebrada del Troya con más de 30 grados a la sombra, pero en pocos kilómetros el cielo se tornó gris y comenzó una precipitación de aguanieve. Al llegar al Portezuelo, una nevada cubrió el camino de blanco y la misma laguna que otrora resplandecía bajo el sol, estaba gris y opaca bajo un manto de nubes bajas.
En otra oportunidad, durante una jornada de calcinante sol de verano el viento llegó con una repentina lluvia, pero el calor era tal que las primeras gotas se evaporaban antes de tocar el suelo y generaban nubes a la altura del suelo. Cuando el cielo se despejó, el sol terminó de evaporar la lluvia en forma tan repentina como había llegado y una bruma blanca cubrió la ruta, obligando a conducir a paso de hombre.
La laguna debe su nombre a su supuesta bravura climática ante la presencia de extraños, que según los lugareños hasta hizo caer el avión mencionado, pero en realidad las inclemencias son las típicas de la altura cordillerana, que siempre afectan más a los foráneos que a los baqueanos, en especial la falta de oxígeno en el aire, que causa el “mal de altura” o apunamiento.
SITIO RAMSAR
Laguna Brava fue declarada Sitio Ramsar, denominación que deviene del nombre de la ciudad iraní donde se firmó la convención internacional para proteger los humedales que son estaciones de aves migratorias, en este caso de flamencos rosados. En días despejados y calmos, los grandes zancudos permanecen a pocos metros de la costa, hurgando el fondo con patas y picos. Si el visitante se aproxima, aún con suma cautela, se alejan lenta y casi imperceptiblemente para mantener la distancia y seguir su rutina y, desde lejos, a veces posar para una foto sobre una pata o con sus alas abiertas al sol.
Algunos planean en la altura, atraviesan rápidos el cielo azul impecable o trazan una línea blanca contra las laderas rojizas y azuladas, pero el gran momento es cuando levantan vuelo en bandada y cubren todo de blanco y rojo. Ése es el plato fuerte de los amantes de la fotografía, que encuentran allí una de las postales más buscadas.
En la costa norte hay algunos géisers inactivos, en torno a los cuales se reúnen flamencos y grupos de vicuñas: éstas, debido a sus finos olfato y oído y a su timidez, salen en estampida en cuanto ven u olfatean humanos que se aproximan. Pese a los graznidos de los flamencos, el balido de las vicuñas y el ulular del viento, hay en el lugar una profunda sensación de silencio y quietud, ya que la inmensidad de los Andes parece absorber todo sonido y movimiento.
UN AVIÓN, UN MUERTO Y LEYENDAS
Durante medio siglo, uno de los atractivos no naturales de la laguna fueron los restos de un avión que aterrizó en emergencia en 1964 y quedó semienterrado en el salitre, pero en los últimos años fue parcialmente desguasado por una empresa y queda sólo parte de su fuselaje. La nave llevaba ocho yeguas pura sangre preñadas desde Perú a Buenos Aires, en un vuelo presuntamente clandestino, ya que los animales serían de contrabando. Algunas versiones dicen que el destino era Uruguay.
Los seis tripulantes se salvaron y abandonaron el lugar con algunos de los animales. Solo murió una de las yeguas, cuyo cuerpo permanece momificado por el salitre, en tanto otra se perdió entre las montañas. Cuando los paisanos ven potros de gran porte y ágiles a la vez, aseguran que se trata de la descendencia de esa yegua de carrera que se cruzó con caballos criollos, como es el caso de uno que en los 80 era invencible en las cuadreras de los pueblos más cercanos.
La otra leyenda es la del Destapadito: Un arriero o quizás un prófugo de la justicia chilena, indocumentado, que murió congelado a mediados de los 50 y fue enterrado junto a uno de los refugios de Sarmiento. Dada la dureza del terreno, la fosa es poco profunda y el cuerpo fue cubierto con piedras; pero al fin de los inviernos, cuando volvía la gente, la sepultura estaba siempre abierta y el esqueleto a la vista, luego que las piedras se corrieran por algún motivo, posiblemente físico o climático.
Los lugareños llegaron a la conclusión de que el difunto no quería estar tapado y no había que contradecir su voluntad. Además de llamarlo El Destapado o Destapadito, la tumba se convirtió en lugar de culto y muchos le rezan y le piden milagros, en forma oral o escrita, y dejan ofrendas o monedas junto al cadáver.
GUIA OBLIGATORIO Y PEAJE POLÉMICO
Para visitar Laguna Brava es obligatorio hacerlo con guía autorizado y, tras registrarse al ingresar ante las autoridades de fauna de Alto Jagüé, se debe cumplir con un horario límite de regreso: a las 18 en el mismo control. “Los únicos guías habilitados para llevar gente a Laguna Brava estamos en Vinchina, aunque las excursiones y choferes pueden contratarse también en Villa Unión (otros 70 kilómetros al oeste)”, comentó Luna, miembro de la Cooperativa Laguna Brava de Turismo. Las autorizaciones las otorgan las secretarías de Medio Ambiente y de Turismo de La Rioja, en coordinación con autoridades del departamento Vinchina.
El guía es obligatorio por varios motivos, como la preservación de ese ambiente natural tan sensible ante la presencia humana; el cuidado de la salud del turista, muchas veces víctima de apunamiento o mal de altura, por lo que debe contar con oxígeno, y estar capacitado en primeros auxilios para otras descomposturas o algún traspié. Su presencia también es importante para evitar que el visitante se pierda o quede varado en la red de caminos de ripio y senderos que hay en torno a la laguna, si no cuenta con un vehículo adecuado o un GPS.
No obstante, el presidente de la Cooperativa Laguna Brava de Turismo, Ariel Varas, aclaró a CsM que para circular por los caminos habilitados no es necesario una 4×4 y basta con vehículo convencional, siempre con un guía dentro o en otro vehículo que acompañe. Este año, la Cooperativa cuenta con 10 guías habilitados para este circuito y para otros de mayor altura aún, como el del cráter del volcán Corona del Inca, donde la categoría de turismo aventura se acerca a la de turismo de riesgo.
El acceso a la Laguna está abierto todo el año de 5 a 14, aunque la mejor época es la cálida, de septiembre a abril. Los guardafaunas de Jagüé pueden denegar el paso si las condiciones climáticas son peligrosas, especialmente en invierno, cuando hay tormentas de “viento blanco” cuya fuerza hace volar piedras que han destrozado y volcado vehículos.
Para ingresar a la Reserva Natural Laguna Brava se paga un canon de 30 pesos por persona, pero el cobro se realiza a la salida de Vinchina, unos 140 kilómetros antes del lugar, lo que genera protestas de los viajeros que no van a la Laguna sino que desean sólo transitar por la Ruta Nacional 76 hacia Chile u otros puntos, como Jagüé.
En ese puesto de Gendarmería, un conductor explicaba a CsM su reclamo: «No se puede cobrar peaje en una ruta nacional si no existe una colectora alternativa para quienes no quieren usar el servicio, que además acá es en buena parte de ripio, casi un camino de campo”. La construcción de una ruta alternativa a Chile (también por el paso Pircas Negras), un desvío de la 76 que no pasará por la reserva natural y de libre circulación, se encuentra paralizada.- (CsM)
Gustavo Espeche ©rtiz
(Derechos Reservados)
2 comentarios
excelente info estamos trabajando en la primaria ep 65 sobre las provincias argentinas y este material me viene al pelo!!!!
Excelente información!!!’ Muy
Buenas fotografías!!! Siempre con el deseo de poder visitarlo