Con más de 4,3 millones de viajeros y un impacto económico superior a los 1.160 millones de dólares, el balance del movimiento turístico durante las vacaciones de invierno en Argentina arroja bajas interanuales en estos y casi todos los parámetros, con menor actividad en la mayoría de las provincias respecto al mismo período de 2024. La evaluación fue elaborada por el Sector Turismo de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), que no obstante señala que el gasto total registrado «superó expectativas previas«.
Entre las causas de este descenso sobresalen la baja del poder adquisitivo de los argentinos, la elección de destinos del exterior por quienes tienen mayor capacidad de gasto y la escasa presencia de turistas extranjeros ante a un tipo de cambio menos favorable. También influyó -al menos entre quienes deciden sus viajes a último momento- la ola polar de principios del invierno y el clima general, más frio y lluvioso de lo habitual.
Aunque el escalonamiento de las vacaciones escolares impulsó el movimiento de millones de turistas, el único ítem que estuvo en alza fue el gasto promedio diario por turista, que rondó los $ 89.236, contra $ 59.890 del año anterior. A precios reales (es decir, descontando la inflación), la diferencia fue de 4,8% arriba.
Los otros indicadores contemplados por la CAME fueron todo desfavorables, con 4.342.842 turistas (sin incluir excursionistas), mientras en el de 2024 fueron 4.875.244 (-10,9%), un promedio de estadías de 3,9 noches y 4,1, respectivamente (-4,9%) y un gasto total estimado de $1.511 billones, que si bien es un número mayor a los $1.197 billones de las vacaciones invernales del último año, medido en precios constantes resulta un 11,2% menos.
El informe apunta que «un dato que anticipó la mayor tendencia a viajar fuera del país fue el Hot Sale de mayo, donde más de la mitad de las ventas fueron a destinos internacionales. Además, según el último informe del Indec (Instituto Nacional de Estadística y Censos), los viajes internacionales crecieron 67% interanual en el primer cuatrimestre del año».
El mencionado desdoblamiento de las vacaciones escolares permitió tener un constante movimiento durante las cuatro semanas de julio y evitó la sobrecarga de las rutas nacionales. Además, le dio a la gente un abanico más amplio de opciones de alojamiento para mejorar precios.
Los destinos tradicionales que sobresalieron en la elección de los turistas fueron San Carlos de Bariloche, Puerto Iguazú, valles y sierras de Córdoba, Ushuaia, San Martín de los Andes, Villa La Angostura, Mendoza, Salta, El Calafate y los complejos termales de Santiago del Estero y de Entre Ríos. Debido al frío y al clima inestable, las zonas de playas estuvieron más relegadas y los viajeros prefirieron destinos de montaña, nieve, termas y turismo rural.- (CsM)