Turismo aventura, gastronomía, naturaleza, arte, cultura, entretenimientos, paseos aéreos y hasta ballenas son los condimentos que rompen la estacionalidad de ciudad balnearia de Miramar y se ofrecen aún en épocas frías o mientras este destino costero bonaerense espera la temporada de verano. Con una serie de iniciativas privadas y oficiales, el otrora refugio de jubilados o colonia de vacaciones veraniega para niños ofrece opciones para todas las edades, grupos y tendencias durante las cuatro estaciones.
Un puñado de emprendedores de distintos rubros, acompañados por la Secretaría de Turismo, Cultura y Deportes de General Alvarado, impulsan estas actividades en forma casi artesanal,
para romper la estacionalidad y atraer visitantes todo el año. Aún fuera de temporada estival, el turista puede surfear olas en Las Brusquitas, desafiar los médanos en vehículos 4×4 ó 6×6, visitar una escuela granja de donde llevarse productos auténticos de campo, recorrer el vivero dunícola, tomar cerveza artesanal de noche en la playa y observar las ballenas francas australes desde la costa.
CIUDAD TODOTERRENO
Los amantes del turismo de aventura y naturaleza tienen la posibilidad de realizar travesías por las playas del sur y las dunas, en los conocidos vehículos 4×4 pero también en camiones 6×6, de origen ruso. 
Estos grandes rodados militares, que llegaron a Miramar de la mano de Gonzalo Auriti Primavera y su empresa La Marítima, resultan ideales para cruzar arroyos de fondo arenoso que desembocan en el mar, circular por las crestas de grandes médanos y superar las dificultades de la arena junto al mar.
En el límite norte de la costa miramarense, junto a la desembocadura del arroyo Las Brusquitas, todo el año hay buenas olas para surf y también en invierno se juntan grupos a practicar este deporte, a los que pueden sumarse los turistas.
En otro ámbito natural, pero con menos adrenalina, se pueden realizar caminatas por el famoso «bosque energético» del vivero dunícola Florentino Ameghino, de unas 500 hectáreas. En ese sector del bosque, cubierto de altos árboles inclinados por el viento, al margen de los mitos o realidades sobre objetos que desafían leyes de la física, muchos visitantes dedican largos ratos a la meditación, en un marco de paz, con el silbido de la brisa entre las hojas o el rumor del mar como únicos sonidos.
TURISMO RURAL
El turismo rural y la producción se combinan en las visitas guiadas que ofrece la Escuela Agrícola local, un establecimiento secundario ubicado en las afueras de la ciudad, devenido en una gran granja y tambo, a cargo de docentes y más de 300 alumnos. Conocida en Miramar como La Agrícola, depende del Ministerio de Agricultura y su nombre oficial es Fundación Mecánico Agrícola Irene Martínez de Hoz de Campos.
En las 200 hectáreas de La Agrícola se crían vacunos, porcinos y aves; se cultivan legumbres y hortalizas y se
mantienen unas 80 colmenas, cuyos productos están a la venta en el lugar o en el centro de la ciudad. Mediante un recorrido de unas dos horas, el turista puede conocer en vivo la elaboración de chacinados, escabeches, dulces, quesos y miel, todo de manera natural y artesanal, con certificaciones oficiales.
ARTE
Las propuestas artísticas persisten todo el año, aunque en el rubro espectáculos durante la estación fría sólo puertas adentro, en especial con funciones en la Casa del Bicentenario de Miramar,
que cuenta con una orquesta escuela de 35 músicos, y en el Teatro Municipal Abel Santa Cruz, donde siempre hay obras en cartel, con prioridad para las de autores y actores locales.
Al aire libre, siempre está la opción del espacio artístico parquizado de la Bienal Internacional de Arte Miramar, que este año tuvo su tercera edición, en el Parque de los Patricios, junto al arroyo Durazno y vecino al mar. En ese plano verde de seis hectáreas hay ya unas 70 obras pictóricas, esculturas e intervenciones con diversas técnicas, que fueron quedando tras las ediciones anteriores e irán en aumento en las siguientes.
La mayoría de las obras quedaron instaladas en planos verticales sobre el césped y se las puede recorrer en una caminata por senderos de unos 1.800 metros, en cualquier momento del día. El lugar, como casi todo en Miramar, es apacible y está acompañado por el rumor del mar a un centenar de metros, y es ideal también para improvisar un picnic o tomar mates bajo el tenue sol de otoño o primavera.
GASTRONOMÍA
Miramar ofrece una gastronomía original al combinar el mar y el campo en sus platos, como resultado de ser precisamente una ciudad marítima en una región agrícola. El secretario de Turismo, Cultura y Deportes local, Carlos Pagliardini, explicó a CSM que su propuesta se caracteriza por mantener los platos típicos con productos del mar y del campo, en ambos casos con frescura garantizada por tener ambos recursos en el lugar.
Pagliardini señaló que el objetivo es la excelencia gastronómica, mediante la calidad de la materia prima y preparación. «Presentamos comidas tradicionales, pero con productos de alta calidad, de granjas orgánicas, todo certificado y, al darle prioridad a las producciones locales, garantizamos la frescura que asegura la cercanía, tanto del mar como de las granjas«, explicó.
Sobre esas bases tradicionales, hay algunas innovaciones, como los ravioles fritos creados por Nanni Cocinero, o un chop suey que en lugar de arroz -que no se cultiva en la zona- lleva un colchón de papas viruta, hongos y miel de los alrededores.
En la playa hay varios comederos, parrillas y cafeterías que atienden todo el año, pero sólo una cervecería artesanal cuyo local sobre la arena se le anima a la temporada fría, aún en las noches: La Biere. Se trata de un emprendimiento familiar que por segundo año desafió a la estacionalidad en un local cubierto para un centenar de personas sentadas, preparado para música en vivo y otros espectáculos.
La Biere ofrece una decena de variedades de cervezas, que pueden ser acompañadas por chips artesanales o por platos rápidos, también originales de la cheff de la casa. El ambiente, al estilo pub europeo, combina maderas con luces tenues, en el que se crea un cálido microclima aunque afuera esté frío, mientras el mar ruge a pocos metros y la luna se filtra por las ventanas.
BALLENAS
El caso de las ballenas es algo más reciente, ya que los cetáceos comenzaron a arrimarse a las costas en los últimos cuatro años en su migración hacia el sur, y no se realiza un explotación turística del recurso, sino que pueden ser simplemente observadas a la distancia desde la costa.
Pagliardini contó que este año las primeras llegaron el 25 de mayo, aunque el período ideal para los avistajes desde la costa es en julio y agosto. Existen proyectos de avistajes organizados, en conjunto con la fundación científica Cetus, con un estricto control del cuidado de los animales, para evitar que puedan sentirse molestos y alejarse nuevamente, por lo que no se programan excursiones embarcadas.
MÁS MIRAMAR
Entre otros atractivos de la ciudad figuran el Aeroclub Miramar, que ofrece paseos en avionetas, para ver desde arriba la ciudad, sus costas y la zona rural durante una media hora, en vuelos pactados previa reserva. 
También se pueden visitar el campo de golf, con los greens más cercanos al mar del país -justo detrás de la ruta costera-; pasear en bicicletas, cuatriciclos o a caballo y ejercitarse en el Circuito Aeróbico.
En lo científico es bueno realizar un recorrido de turismo paleontológico en las barrancas, donde Florentino Ameghino realizó gran parte de sus descubrimientos e investigaciones, o visitar el polo tecnológico en desarrollo en el antiguo balneario del Automóvil Club Argentino, junto al arroyo Las Brusquitas.
La oferta cultural incluye el Museo Histórico y Paleontológico Municipal Punta Hermengo, el Centro Cultural Peta Otamendi de Allende, el Teatro Municipal Abel Santa Cruz y el Anfiteatro Lolita Torres. Ya con los días cálidos, comenzarán las caminatas por la peatonal 9 de Julio, con el Paseo de los Artesanos, por la Plaza Central y por muchas calles pintorescas con gran variedad de espectáculos y otras propuestas callejeras.- (CSM)
