Cronicas del Sur

La renovada Cuesta de Miranda

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La Cuesta de Miranda es un tramo de la Ruta Nacional 40 en La Rioja, famoso por subir 1.500 metros en 12 kilómetros de ripio en cornisa y con unas 400 curvas (según la dudosa versión oficial), desde el puente sobre el río del mismo nombre hasta su punto más alto, Bordo Atravesado. Este camino, bordeado de rojos paredones de montaña cortados a pico de un lado y, del otro, por profundos precipicios o barrancos cubiertos de cardones y el curso de agua brillando al fondo, presenta este verano una nueva cara tras un «lifting» que lo dotó de capa asfáltica, barandas de seguridad, desagües y obras antiderrumbes, entre otras mejoras.

Este trayecto turístico de la mítica ruta que cruza Argentina de norte a sur se puede recorrer en ambos sentidos, pero si se lo hace en subida comienza en el puente sobre el río Miranda, a la altura del kilómetro 3.838 de la Ruta 40.

Ese puente es en sí un  mirador ideal de las diferentes postales que ofrece a sus lados este río, que corre rápido y transparente varias decenas de metros más abajo, en una profunda garganta de altos paredones rojizos a la izquierda (sur), que se abre en un valle regado de grandes rocas a la derecha. Bajo el puente hay un espacio preparado para picnics que se convirtió en balneario de los habitantes de Chilecito, la ciudad más cercana -a unos 30 kilómetros- y otos pueblos vecinos. A lo largo de esos 12 kilómetros de este a oeste, el río acompaña a la Cuesta por el fondo de un valle en el que el verde de los arbustos y cardones contrasta con el rojo del suelo, con el azul oscuro de la cordillera de los Andes al fondo y con un cielo generalmente celeste, típico de La Rioja, una de las provincias de clima más seco del país.

La Cuesta de Miranda era, además de un atractivo turístico por los paisajes que sorprenden en cada curva o se disfrutan desde sus miradores, un desafío para los conductores,  que en medio del polvo que levantaban otros vehículos o el viento debían manejar casi a ciegas por su serpenteante calzada de ripio. El estrecho camino pedregoso, bordeado por rígidos paredones pelados sobre los que asomaban cardones en la altura, y con el precipicio hacia el valle, tenía como únicas defensas en los bordes algunas pircas que obraban de barandas de contención o cortos tramos con guardarraíles.

Sin embargo, los días más peligrosos eran los de lluvias, un fenómeno poco habitual en esa zona de La Rioja, que en la altura arrastraba el pedregullo que hacía de sostén de pequeñas piedras que, a la vez, mantenían grandes rocas. Éstas a veces caían sobre la ruta, lo que dejaba varados vehículos durante los temporales y hasta hubo accidentes con muertos por desmoronamientos sobre los coches.

NUEVA CARA

La renovada Cuesta de Miranda es una ruta totalmente asfaltada, a la que se le sumó el «tercer carril» para vehículos pesados y lentos en las subidas más empinadas, con señalización horizontal y vertical, además de carteles indicadores de los atractivos turísticos al paso. Entre éstos figuran un santuario de la Difunta Correa y restos arqueológicos, ya que la Cuesta sigue el trazado de un antiguo camino de los primeros habitantes, que luego fue parte del Camino del Inca, aunque su construcción contemporánea comenzó en 1918 y fue dirigida por el ingeniero italiano Francisco Bolloli.

Para evitar riesgos por deslizamientos en días de lluvia, de la lado de las laderas se erigieron gruesos muros de contención de cemento y, para que el agua al drenar no pase sobre la carpeta asfáltica se excavaron zanjas y túneles, con alcantarillas y toboganes de desagüe hacia el valle.

El paisaje en el cañón del Miranda y las montañas lejanas mantiene su eterna majestuosidad y se disfruta desde los mismos miradores, aunque éstos han sido mejorados y ahora tienen mayor capacidad para los turistas, con barandas de seguridad y espacio para estacionamiento, a más distancia de la ruta que antes. El mirador más visitado, que es ideal para esperar las caídas del sol, es el de Bordo Atravesado, aunque ahora fue «movido» desde su ubicación anterior, en el punto más alto de la Cuesta, a 2.040,5 metros sobre el nivel del mar, y está unos centenares de metros más hacia el este, dotado de un amplio espacio para estacionamiento, mientras en el original punto máximo de altura se mantiene un cartel indicador y  un reducido espacio para detenerse a ver el paisaje.

PÉRDIDAS

No obstante esas ventajas, el progreso le ha quitado esa mística de turismo aventura y trayecto salvaje que demandaba nervios de acero, reflejos rápidos, cero vértigo y mucha adrenalina. La modernización le «enderezó» a la ruta muchas de sus curvas, por lo que ya no serán las cerca de supuestas 400 que la hacían famosa.

CsM recorrió varias veces la antigua Cuesta de Miranda y las curvas no parecían ser tantas como se decía, inclusive era dudoso al mirar el trazado desde un mapa satelital, salvo que se considerara «curva» a toda variante que sacara mínimamente de la recta absoluta al camino. Hay quienes dicen que en realidad eran entre 80 y 100, pero alguien alguna vez aseguró que eran 400 en 12 kilómetros y esa afirmación -que ahora suena a mito urbano- se transformó en sentencia en el boca a boca de los riojanos y se extendió a folletos turísticos y artículos periodísticos, entre ellos algunos publicados por este cronista (I) en varios medios.

Las nuevas obras y los trabajos de construcción también se llevaron numerosos cardones y otras especies que ornamentaban naturalmente las laderas y barrancas próximas a la ruta, además de contaminar visualmente su belleza  o al menos alterar su armonía natural.

Sobre este tema, el secretario de Turismo de Chilecito, Mario Andrada, explicó a CsM que «para quienes quieran seguir recorriendo el camino original, queda la huella testigo de la vieja Cuesta de Miranda, con su pircado de piedra, y se lo podrá hacer en bicicleta o caminando«. El funcionario aclaró que «a partir del 21 de diciembre lanzamos esta propuesta«, que incluye un trekking hasta el Camino del Inca desde uno de los miradores, y adelantó que «está en marcha un plan para recuperar las plantas autóctonas, como los cardones que se han caído por la construcción, para que el paisaje se recupere como era antes«.

BENEFICIOS

La ventaja principal de todas estas obras es la seguridad, ya que una conducción que respete la señalización, en especial la velocidad máxima -generalmente 30 kilómetros por hora- no implica riesgo alguno. Pero también está el factor económico para la región, especialmente el departamento Chilecito, ya que ahora la Cuesta de Miranda puede ser transitada por vehículos de gran porte, tanto para transportes de cargas como de pasajeros, y entre éstos muchos de turistas.

Chilecito, ciudad tricentenaria y segunda en importancia de La Rioja (II), ubicada en el centro gegográfico de la provincia y punto neurálgico para el desplazamiento del turismo hacia los más importantes atractivos riojanos, es una de las comunas más beneficiadas con estas obras.

En este sentido, Andrada comentó que «Chilecito queda en medio de dos Patrimonios de la Humanidad, como el (Parque Nacional) Talampaya y el Qhapaq Ñam (Camino del Inca), que se pueden visitar tras un corto viaje, sin tener que dar los rodeos anteriores que a veces desanimaban al turista«.

Santuario Difunta Correa

Como ejemplo, señaló que «antes, de las 400 a 600 personas que por día visitan Talampaya, sólo el 2% venía a Chilecito, y hoy ese porcentaje está en constante incremento«.
Además destacó «el aumento del turismo local, ya que mucha gente de la provincia, gracias a esta conectividad, viene ahora a Chilecito atraída por su clima especial para un fin de semana (es menos caluroso y seco que en el resto de la provincia y tiene más verde), para visitar nuestro Casino o nuestro cine en 3D«.
En lo económico, el secretario de Turismo resaltó que antes muchos pueblos y ciudades del oeste riojano, como Villa Unión, Castelli, Vinchina o Guandacol, se abastecían desde San Juan, pero ahora comenzaron a hacerlo desde Chilecito, con los mismos productos y a menor costo de fletes. Para entender esto basta comparar las distancias desde Villa Unión (punto convergente de las otras localidades, sobre la Ruta 40) a Chilecito, que por la Cuesta de Miranda es de 112 kilómetros, en tanto por la otra variable, que es bordeando la Sierra de Sañogasta, vía la ciudad de Patquía, alcanza más de 330 kilómetros.- (CsM)

Gustavo Espeche ©rtiz

(Derechos reservados)

(I) Ver, del mismo autor, artículo «Cuesta de Miranda: 400 curvas en 12 kilómetros de montaña«: https://cronicasdesdelsur.wordpress.com/2015/01/11/cuesta-miranda/

(II) Ver en este portal «Chilecito. Con más de tres siglos la ciudad mantiene su espíritu pueblerino«, del 25-03-19: https://cronicasdelsur.com/chilecito-ciudad-pueblerina/

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6 comentarios

  1. CUESTA DE MIRANDA, HERMOSO PAISAJE, LA RECORRIMOS CON MI SEÑORA EN EL 2010 CUANDO AUN ERA DE RIPIO, VOLVIMOS ESTE AÑO Y NOS ENCONTRAMOS CON UNA OBRA HERMOSA, SUPER SEGURA, BIEN ANCHA, NOS SORPRENDIO GRATAMENTE

  2. Hermosa !! Me dió un poco de melancolía cuando vi la parte vieja. Lo que me pareció todavía peligroso son la cantidad de derrumbes que había. Tener cambiar de carril en curvas !!!

  3. tengo una duda, tengo muchisimas ganas de recorrer la 40 con mi familia, pero mi vehiculo es del 2003 hay que tener un vehiculo relativamente nuevo ???

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