La Gran Milonga Nacional: Miles de tangueros bailaron en una pista de cinco cuadras de Avenida de Mayo

Cinco cuadras de la porteña Avenida de Mayo fueron una extensa pista donde miles de parejas bailaron en la Gran Milonga Nacional, que se realizó entre la noche de este sábado y la madrugada del domingo, con tres escenarios donde actuaron un centenar de artistas, y numerosas pistas espontáneas sobre la calle. Desde la Plaza de Mayo hasta la avenida 9 de Julio, la tradicional avenida estuvo ocupada por este ya clásico baile multitudinario para festejar por anticipado el Día Nacional del Tango (el 11 de diciembre), que celebra los natalicios de Carlos Gardel y Julio de Caro.

Después de una tarde en que el cielo encapotado y una persistente y húmeda brisa que hacía temer «lo peor», la inminente lluvia se retrasó lo suficiente para que el espectáculo se realizara sin problemas y la Avenida de mayo fue ocupada por tangueros que bailaban en una pista armada frente al escenario principal, pero también junto a los otros dos o en espontáneas rondas que se formaban en cualquier punto de la calle.

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AMBIENTE

Los bares, pizzerías y restoranes de la avenida colocaron sillas y mesas en veredas y en la calzada, donde el público, tanto tangueros como quienes fueron de visita a la milonga, con muchos turistas en ambos bandos, descansaba entre tanda y tanda o tomaba un trago mientras observaba el espectáculo, tanto el de los artistas en el escenario como el otro, más singular y único en el mundo: miles de milongueros en una pista de extensión incomparable. Si se estaba lejos del escenario, se podían ver  las actuaciones desde unas grandes y nítidas pantallas de leds.

Los artistas se turnaban en los tres escenarios, con orquestas, grupos de baile y parejas que daban exhibiciones, cantantes, escenas teatrales con fondo de tango y otras performances. En la calle había de todo, desde profesores que se esforzaban por mostrar sus habilidades y así conseguir nuevos alumnos, viejos milongueros de pasos tranquilos, precisos y seductores, sensuales damas con tacos agujas para quienes bailar tango con calzado bajo es un sacrilegio, otras en zapatillas, principiantes que ensayaban lo recién aprendido y miraban a los maestros, y hasta algunos que que nunca pisaron una milonga y se animaron a intentar bailar tango por primera vez.

Los afinados equipos de sonido y los juegos de luces que teñían la arboleda y antiguos edificios de estilo español completaban la ambientación festiva que inunda todos los ámbitos para esta época del año. La elite del tango, con profesionales, organizadores y muchos habitués de los dos centenares de milongas de la Ciudad de Buenos Aires y alrededores se concentraron frente al escenario principal, que daba espaldas a Bernardo de Irigoyen, una de las laterales de 9 de Julio, por el que pasaron los artistas de más renombre.

ARTISTAS

Frente a ese escenario estaba la única pista de baile preparada, que si bien no era de la típica madera lustrada y pareja para deslizar la planta y frenar con el taco, sino de planchas de algún simil, estuvo siempre colmada de parejas que se apretujaban para bailar en el mejor espacio de la noche. Entre orquesta y orquesta, la música continuaba de la mano de Vivi La Falce, una reconocida DJ de varias milongas porteñas.

Allí tocaron orquestas de la talla de La Juan Darienzo, Los Herederos del Compás, La Héctor Varela, acompañadas por jóvenes cantantes como Pablo Ramos, Diego Solís y Luis Correa, entre otros. Sin embargo, los bailarines que se llevaron los más cálidos aplausos fueron dos habitués, literalmente de larga data, de las milongas porteñas: Blanquita, de 93 años, que bailó con Puchu, y Roberto Serra, de 97, que lo hizo con Amanda, quienes emocionaron al público al ritmo del vals «Paisaje».

La mayoría de las sillas estaban ocupadas pero quien llegaba siempre encontraba un lugar en torno a una mesa, porque en la gran troupe tanguera todos se conocen de alguna manera,  quizás sólo de vista o por una profunda amistad, otros por haber bailado juntos o compartir mesas ocasionalmente en las milongas. Los saludos y abrazos continuaban toda la noche, mientras en los tres escenarios se sucedían los números artísticos, con gente como el Sexteto de Roberto Siri, Show de Tango Porteño,  Yuntatango Cuarteto, Sexteto Visceral, la cantante Jacqueline Sigau, Poker de Ases, Saxo Pablo Porcelli, Las del Abasto, y la actriz Mercedes Funes, que interpretó a Tita Merello en la película “Yo soy así, Tita de Buenos Aires”.

Una tímidas y espaciadas gotas comenzaron a caer poco después de las 2 del domingo pero no asustaban, por el contrario refrescaban a los acalorados milongueros. Se intensificaron cuando actuaba la Compañía Piazzola Tango, por lo que los músicos debieron hacerle lugar a las parejas bajo el escenario techado, y se descargó la lluvia en serio cuando ya terminaba el espectáculo con el canto del Chino Laborde.

Algunos fanáticos seguían bailando con la pista casi para ellos solos y otros los hacían bajo los árboles, pero la mayoría comenzó a desconcentrarse lentamente, algunos bajo paraguas,  y miraba con tanguera nostalgia el escenario cuyas luces reflejaban ya las grandes y tupidas gotas. Todos estaban contentos porque la tormenta esperó hasta el final de la Gran Milonga Nacional, y alguien dijo «¿vieron? Dios es argentino y además tanguero».

La Gran Milonga Nacional es organizada por la Asociación de Patrocinadores del Turismo, la Hotelería y la Gastronomía de la República Argentina y la Academia Nacional del Tango. Apoyan su organización el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, la filial Capital Federal de la Unión de Trabajadores Hoteleros y Gastronómicos de Argentina y la Asociación Amigos de la Avenida de Mayo.– (CSM)