Los escasos glaciares de España, en los Pirineos sobre la frontera con Francia, van camino a desaparecer debido al calentamiento global, según datos recientes de especialistas que controlan la evolución de estas masas de hielo permanentes y en movimiento. Desde hace 35 años, la superficie y espesor de estos reservorios que también son importantes atractivos turísticos en la comunidad de Aragón, están en retroceso, y ese proceso se aceleró en el último lustro.
Los estudios de la Confederación Hidrográfica del Ebro, del Instituto Pirenaico de Ecología y de las universidades de Zaragoza, Jaén y Palencia, generan inquietud por el futuro de estos últimos glaciares del país, protegidos por ley en 1990 y declarados entonces Monumento Natural, según un informe del diario español ABC.
En cómputo global, la superficie de los diez glaciares del Pirineo aragonés ha retrocedido una cuarta parte. Un ejemplo de ello es el Glaciar La Maladeta, que en 1991 ocupaba 50 hectáreas (0,5 km2), y en la actualidad es de 23,5 ha, tras perder un 53% de su superficie. También su espesor tuvo un importante retroceso, al pasar de tres metros entre 2011 y 2012 a dos metros entre 2014 y 2015.
El glaciar de La Paúl, la reducción de su superficie fue del 75% en los últimos 35 años; en el Anetodel, fue del 54%, y en el Monte perdido, del 24%, todos con una merma muy notable en su volumen y espesor.
El geógrafo y presidente del Patronato del Monumento Natural de los Glaciares del Pirineo, Fernando Lampre, sostuvo que los datos no hacen más que demostrar «la gran sensibilidad de los glaciares pirenaicos al calentamiento global y su situación límite en el contexto geográfico de la Cordillera».
Actualmente el Pirineo aragonés conserva ocho heleros (masas de hielos continentales) y diez glaciares, que suman 160 hectáreas (1,6 km2). Estos glaciares, además de ser los únicos de España son los más meridionales de todos los que se conservan en Europa.- (CSM)