Cronicas del Sur

Extravagantes hospedajes turísticos de Nueva Zelanda

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Hospedarse en lugares extravagantes como un faro, un silo, una casa de árbol o una prisión -por voluntad propia- es una de las originalidades que ofrece al turismo Nueva Zelanda, país de por sí atractivo debido a sus singulares paisajes. 

Uno de estos ejemplos de la creatividad kiwi para ofrecer algo singular a los turistas se encuentra en la región de Wellington (capital del país y tercera ciudad en tamaño), en la Isla Norte, y los otros tres en diversos puntos de la Isla Sur, en cercanías de Christchurch (capital de la isla y segunda ciudad de Nueva Zelanda).

EL FARO DE WELLINGTON

En la localidad de Island Bay, en Wellington, sobre el Estrecho de Cook que separa las dos grandes islas que conforman la mayor parte del país, está el curioso hospedaje El Faro (The Lighthouse), construido originalmente por el vecino Bruce Stokell en 1994 como un estudio de pintura para su esposa, al que le dio la suficiente altura como para poder ver la Isla Sur desde allí.

Ahora funciona como hotel, pero alberga sólo una pareja o familia de huéspedes a la vez, debido a sus escasas dimensiones. Stokell aclara que «como es un faro, su virtud es la vista que ofrece; es alto y no hay hierba o arbustos alrededor de él, es como estar en la proa de un barco«. Para compensar el tamaño y esas carencias, están las connotaciones típicas de un faro: el romanticismo, el aislamiento, lo acogedor que resulta para estar en pareja aunque el tiempo sea de lo  más inclemente en el exterior.

El Faro tiene la cocina y el baño en el primer piso, el dormitorio en el piso del medio y el living con los ventanales en el piso superior.

Su dueño asegura que «el mar en Island Bay es hermoso los días de tormenta, y cuando las ols rompen contra las rocas, el agua se eleva de seis a nueve metros en el aire. Es simplemente hermoso de ver«.

Como Island Bay se encuentra a unos 15 minutos en coche del centro de Wellington, una estadía en El Faro conlleva el acceso a los atractivos más destacados de la capital neozelandesa, como el Santuario de Vida Silvestre de Zealandia, los estudios Weta (de efectos especiales de El Señor de los Anillos) y el Museo  Te Papa Tongarewa o de Nueva Zelanda. 

 LA PRISIÓN DE CHRISTCHURCH

El hostal llamado La Prisión es un edificio, construido en 1874 en Addington, un suburbio de Chirstchurch, y fue efectivamente una prisión; primero de hombres, luego de mujeres y más tarde devenido en una instalación militar. Fue abandonado en 1999 y estuvo vacío hasta 2006, cuando resurgió como un hostal, que en principio sólo disponía de habitaciones singles de una cama, que eran las celdas de los presos.

Actualmente, el hostal cuenta con ochenta camas y ofrece varias opciones, que incluyen habitaciones compartidas o familiares. El gerente, Nikki Haydurst, asegura que a los huéspedes les encanta la experiencia única de dormir en una cárcel, tanto como ser alojados en un edificio histórico situado en una ciudad que ya no tiene tantos edificios antiguos, debido a los terremotos.

Desde la Jailhouse se pueden hacer paseos a la La catedral de cartón diseñada por el arquitecto japonés Shigeru Ban -en reemplazo al templo anglicano destruido por un terremoto en 2011-, la zona ribereña y, algo más lejos, la ciudad playera de Sumner y los bares y cafés de Lyttelton.

 LOS SILOS DE LITTLE RIVER

En la península Banks, al sur de Christchurch, hay una aldea rural llamada Little River, donde un conjunto de silos de metal dejaron de albergar granos para ser confortables hospedajes para turistas, en lo que pasó a ser el complejo SiloStay.

En estas estructuras, remodeladas más por dentro que por fuera, el diseño de vanguardia y un compromiso con el medio ambiente se combinan con el alojamiento de alta gama. El espacio interior sorprende a muchos huéspedes, debido al estilo agrícola externo del complejo, sostiene la directora de Operaciones de SiloStay, Lisa Ashfield.

«Algunas personas piensan que es una tienda que vende silos y creen que va a ser algo claustrofóbico y diminuto«, comentó, pero aclaró que «no es así,  la gente queda bastante sorprendida cuando ve que en el interior es lujoso«.

Little River es una buena base para explorar la Península Banks, de donde parten cruceros para conocer y nadar con los delfines Héctor, o de cabeza blanca, animal endémico de Nueva Zelanda.

EN LA CASA DEL ÁRBOL

Quien de chico disfrutó o quiso tener una de esas típicas casas de árbol para niños, puede repetir la experiencia o comenzar a vivirla en el complejo Hapuku Lodge Tree House, en el norte de Kaikoura, en la costa este de la Isla Sur. 

Se trata de cinco casas de árbol, a unos 10 metros de altura sobre un conjunto de especies nativas de kanuka, con vistas al mar y a las tierras de cultivo verdes y las colinas de un tono más oscuro. Los propietarios tienen un enfoque ambientalista, con un gran interés en conservar este lugar de belleza especial.

El complejo abrió sus puertas en 2003, de mano de los cinco hermanos de la familia Wilson, quienes diseñaron las cabañas para que el turista pueda ver desde adentro tanto los picos nevados como las olas con sus crestas blancas, del otro lado, y sentirse muy cerca de los pájaros, las montañas, el océano y al cielo.

Kaikoura es el mejor lugar en el país para la observación de ballenas, donde se hacen excursiones tanto aéreas como embarcadas, y cuenta con lugares ideales para practicar surf, senderismo y esquí, por lo que es un activo destino turístico durante todo el año.- (CsM)

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